Twitter hace lo que puede para negociar entre las presiones de los sistemas legales en los que se inserta y las preferencias de sus clientes. Este es, me parece, el móvil del anuncio de la empresa sobre la posibilidad de ocultar posteos a solicitud específica de autoridades de países en los que determinados contenidos puedan ser considerados «censurables».
Ya muchas voces han señalado el lado benéfico que transparentar las solicitudes de censura trae, la moneda en el aire es la confianza depositada en que efectivamente todas las solicitudes se hagan públicas y que todos los afectados sean notificados, cosa que ni el anuncio ni las políticas del servicio garantizan como bien señala Jesús Robles Maloof en su blog y sin duda resulta significativo en el anuncio la aceptación implícita de que la libertad de expresión admite definiciones nacionales, por no decir a modo.
Se ha puesto a prueba la confianza en el proveedor de servicio y a juzgar por los efectos de la convocatoria al #twitterblackout Twitter no se ha visto mayormente afectado.
La creciente centralización de Internet en el uso de servicios como Twitter nos depara aún más episodios como este, recordándonos que aún con el aura de libertad que asiste al servicio de microblogging, toda red descentralizada es una jaula, aunque sea de oro.
Pero sobre todo exhibe la enorme contradicción que existe entre las identidades imaginadas que son las naciones y la articulación de comunidades reales que la red permite. Anuncios como el de Twitter revelan lo mucho que las fronteras, las regulaciones nacionales y su consecuente intento de normalización en tratados internacionales (ACTA un ejemplo), libran una batalla contra un modelo diferente del mundo en el que ni las fronteras ni las regulaciones son necesarias en una dinámica transnacional como la que Internet permite.
En su blog en Forbes Mark Gibbs califica al anuncio de Twitter como un «suicidio social», aunque muchas de sus afirmaciones han sido matizadas y corregidas, sigo pensando que su argumento final no puede ser más contundente: «No puedes servir a toda la humanidad si permites que los intereses de los políticos se puedan anteponer a los intereses de las personas. Y si no sirves a la humanidad ¿Porque serías relevante?»